I. Contexto
La energía es necesaria para proveer bienes y servicios que son públicos y privados. Y buena parte del bienestar se mide por la cantidad y calidad de bienes y servicios que puede adquirir la población.
Por ejemplo, si se quiere tener un buen servicio educativo la escuela, el colegio o la universidad deben tener un buen servicio de energía eléctrica para iluminar salones, prender computadores, tener acceso a Internet, etc. Una calle bien iluminada mejora la seguridad tanto del tránsito automotor como el de los transeúntes. Los hogares requieren energía apropiada para conservar y cocinar sus alimentos. Las empresas requieren energía suficiente para la producción de bienes y servicios (IMPE, 2023).
El Índice de Pobreza Multidimensional de Energía (IPME) es la primera medición de pobreza energética que se hace en el país. La iniciativa corresponde a Promigas y su elaboración estuvo a cargo de la empresa consultora Inclusión SAS.
II. Metodología
El IMPE consta de cuatro dimensiones: Acceso y calidad de la energía, vivienda funcional, aprender y comunicarse y territorio equipado para el bien-estar (IMPE, 2023).
En la dimensión de acceso y calidad de la energía mide factores como acceso a la energía eléctrica, combustible adecuado para cocinar y energía eléctrica de calidad (IMPE, 2023).
En la dimensión de vivienda funcional y liberadora de tiempo mide factores como confort térmico, lavadora, nevera, estufa a gas o eléctrica y espacio exclusivo para cocinar (IMPE, 2023)
En la dimensión de aprende y comunicarse se mide factores como acceso a Internet, computador o tableta, smartphone y televisor (IMPE, 2023)
La dimensión de territorio equipado para el bien-estar comprende los factores como colegios con electricidad, centros de cuidado de la primera infancia con gas y electricidad y oficinas bancarias (IMPE, 2023).
La primera dimensión de acceso y calidad de la energía pesa 40% dentro del IMPE, la vivienda funcional 25%, aprender y comunicarse 25% y territorio equipado para el bien-estar el 10%. Dentro de cada dimensión el factor pesa igual entre el conjunto de la dimensión (IMPE, 2023).
III. Resultados
La pobreza energética en Colombia para la vigencia del año 2022 fue de 18.5%. En tamaño de población, los pobres energéticos totalizan 9.6 millones de personas y los pobres no energéticos acumulan 42.1 millones de personas (IMPE, 2023)
Por dimensiones la concentración de la pobreza muestra que el acceso y la calidad de la energía acumula el 33.05%, vivienda funcional 27.45%, aprender y comunicarse el 36.67% y territorio equipado para el bien-estar el 5.8% (IMPE, 2023).
A nivel urbano la pobreza energética concentra el 4.3% de la población, a nivel intermedio el 27.8%, rural cercano el 39.4% y el rural remoto el 47.9% (IMPE, 2023).
Por departamentos, el Quindío ocupa el menor lugar de pobreza energética en Colombia con 1.8%, seguido por San Andrés con 1.9% y Bogotá con 2.0%. Los de mayor pobreza energética son Vichada con 88.7%, Vaupés 88.0% y Guainía con el 77.3% (IMPE, 2023).
Para el eje cafetero, después de Bogotá se encuentra Valle del Cauca con 3.2% y le siguen Caldas con 5.2% y Risaralda con 6.6% (IMPE, 2023)
El Quindío con 1.8% de pobreza energética, tiene 10.581 personas en condiciones pobreza energética y 565.656 personas no pobre energéticos. La intensidad de la pobreza (porcentaje de privaciones acumuladas por los pobres energéticos) es de 36.4%. Por dimensiones, el acceso a la calidad de la energía fue de 22.58%, vivienda funcional 29.06%, aprender y comunicarse 47.99% y territorio equipado 0.36% (IMPE, 2023)
Caldas con 5.2% de pobreza energética acumula 54.080 personas en pobreza energética contra 985.663 personas no pobres energéticos. La intensidad de la pobreza es de 39.1%. El acceso a energía de calidad acumula el 28.72%, vivienda funcional 27.21%, aprender y comunicarse41.20% y territorio equipado 2.87% (IMPE, 2023).
Risaralda con 6.6% de pobreza energética acumula 64.467 personas en pobreza energética y 916.787 no pobres energéticos. La intensidad de la pobreza es de 40.3%. El acceso y calidad de la energía fue de 32.21%, vivienda funcional 23.31%, aprender y comunicarse 40.95% y territorio equipado 3.53% (IMPE, 2023)
IV. Análisis
Este índice de pobreza es un complemento a otros índices como el de pobreza monetaria y pobreza multidimensional. De esta manera, “9,6 millones de pobres energéticos, 3,4 millones son pobres según el IPM y 6,2 no lo son. Además, un total de 3,5 millones de personas no son pobres según ingresos, pero si pobres energéticos; y 14,6 millones de personas son pobres monetarios, pero no energéticos.” (IMPE, 2023).
Un forma de apalancar disminuciones en los índices de pobreza energética en el Quindío inicia con el aumento del número de hogares conectados para un mejor proceso de aprendizaje y comunicación. Lo anterior contempla ampliación en las conexiones locales a Internet y el aumento constante en el acceso a los diferentes dispositivos que permiten la conexión y la interacción de aprendizaje como teléfonos celulares inteligentes, tabletas, computadores y televisores.
Referencia
IMPE. 2023. Índice Multidimensional de Pobreza Energética. Promigas. Elaborado por Inclusión SAS. [Consulta 31-01-24]: IMPE – Fundación Promigas (fundacionpromigas.org.co)